Trata de irte a dormir y despertar a la misma hora todos los días. Incluso los fines de semana, para que tu cuerpo se acostumbre a una rutina.           

Asegúrate de que tu habitación sea un lugar tranquilo, fresco y oscuro. Evita el uso de dispositivos electrónicos y haz que tu habitación sea solo para dormir.       

Evita la cafeína, el alcohol y el tabaco, especialmente antes de dormir, ya que pueden interferir con el sueño. 

Realiza actividad física regularmente, pero evita hacerlo justo antes de dormir. El ejercicio puede ayudarte a liberar tensiones acumuladas y te ayudará a sentirte más relajado. 

Antes de ir a dormir, dedica unos minutos para relajarte y desconectar. Prueba con técnicas de relajación, como la meditación, la respiración profunda, el yoga, la lectura de un libro, etc.

Si tienes problemas para dormir por las noches, evita las siestas diurnas ya que pueden alterar tu ritmo de sueño y hacer que te sea difícil conciliar el sueño por la noche.               

Asegúrate de que la temperatura de la habitación sea agradable para dormir, no demasiado cálido ni demasiado frío. Utiliza ropa de cama adecuada para la temporada y controla la ventilación en la habitación para mantener el aire fresco.             

La luz azul que emiten las pantallas de los dispositivos electrónicos puede alterar la producción de melatonina, lo que dificulta conciliar el sueño. Evita el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de dormir, y si es posible, evita tener pantallas en la habitación.   

Crea un ambiente relajante en tu habitación. Puedes utilizar aromas suaves y relajantes como la lavanda, velas o música suave para ayudarte a despejar la mente y conciliar el sueño.